lunes, 28 de enero de 2013

Frases que odio cuando estoy a dieta



Cabe decir en primer lugar que a menudo estoy a dieta. No es que las dietas que hago no resulten. Resultan. Es que mi cuerpo tiende a un peso que no se corresponde con el standard de moda actual, y yo no estoy conforme con ello. Cada vez que hago dieta consigo mi objetivo, pero a la que vuelvo a una alimentación normal cojo unos kilos que no deseo. Nada de que no sé comer. Como perfectamente, como sano y no pico entre horas, simplemente que mi peso natural, perfectamente sano y equilibrado no es el que deseo. Por ello debo estar a dieta constantemente. Eso, lo entienden muchas amigas que están en mi misma situación, pero otras, que son más felices con el tipo que la naturaleza les ha dado, no lo entienden. Como tampoco lo entienden multitud de hombres. Por ello, y para quien tenga amigos en mi misma situación y quiera conservarlos, escribo este decálogo de FRASES QUE ODIO CUANDO ESTOY A DIETA, y sobre todo porque necesito desfogarme...


- ¿Otra vez a dieeetaaa?
Pues sí, otra vez, y no me lo digas con esa voz de fastidio porque la única perjudicada soy yo.


- En realidad la mejor dieta es...
y aquí vienen sugerencias como "comer solo fruta para cenar", "dejar de comer patatas", "no picar entre horas"... en fin, multitud de mitos que todos aquellos que llevamos años con la milonga de la dieta sabemos que no funcionan, pero que los afortunados que no las necesitan se creen. ¡Y eso que nunca han necesitado comprobar su veracidad!

- Si hicieras más deporte no tendrías que hacer dieta.
¡Y una mierda! Si hago deporte me entra hambre, si me entra hambre adiós dieta porque el deporte pide pan, pasta y similares... con unas verduritas y pescado hervido no arreglas ese enorme agujero en tu estómago.

- Esta dieta que haces es malísima para la salud.
Lo que es malo es comer pizza, patatas fritas, frankfurts y golosinas a todas horas, y eso lo hace muchísima gente. Por no hablar de las copas de los fines de semana. Mi régimen puede que no sea del todo sano, pero indica que controlo mi alimentación, encima me hago análisis para asegurarme que todo esté bien, cosa que pocos zampabollos se acuerdan de realizar y mientras su colesterol sube y sube y sube...

- Por un día que te saltes la dieta no pasa nada! 
Es cierto, podría ser que no pasara nada, pero en todo caso quien tiene que decidir el día en que lo haga seré yo. Si no, estoy a dieta. La mayoría se creen que el día que estás con ellos es el que debes saltarte la dieta, pero solo uno mismo conoce su agenda y decide cuando puede y cuando no cometer un exceso o un "pecadito".

- Por un poquito no pasa nada (hermano del punto anterior)
Un poquito no. Pero es que por un poquito ni siquiera me apetece. ¿Para qué voy a probar un poquito de tu plato y quedarme con las ganas de seguir mojando pan en esa deliciosa salsa? No voy a saborearlo suficiente... prefiero esperar, terminar la dieta y ya probaré todos los poquitos que quiera en otra ocasión.

- Luego si no te cuidas volverás a engordar.
¡Lo sééééé! Sí, soy gorda por naturaleza. Perdón por ello! Ya sé que volveré a engordar, es mi constitución!  Y sí, tendré que volver a hacer dieta, mi vida es así. Ya me cuido, ya me controlo, pero es que también me gusta comer helados, cereales de chocolate y morcilla con huevos fritos. Así que cuando veo que vuelvo a subir de peso, debo volver a la dieta. Es mi decisión y no entiendo porqué tanta gente (no toda, eh!) se cree con derecho a opinar sobre ella. ¿Recomiendo yo a gordos y flacos lo que deben hacer? ¿Cuantas veces he pensado "deja de comer, gorda, te lo digo por tú bien" y me he callado? Pues eso.


Debo añadir que cada uno es como es y, o se acepta, o lucha para conseguir lo que quiere. Yo podría aceptar que no tengo una 38, pero prefiero luchar por tenerla y, cada X tiempo, ponerme a dieta.

Hace unos años tuve dos perros. Eran de la misma raza, de la misma camada. Comían lo mismo y hacían el mismo ejercicio (prácticamente nulo). Uno era gordo, el otro era delgado. Eso me demostró que por mucho que decidamos llevar una "dieta sana" puede que engordemos más unos que otros. Por eso yo me tengo que obligar a adelgazar mientras otros comen lo que a mi me encantaría...

jueves, 24 de enero de 2013

Glamour que viene, glamour que se va...


La alta costura ha sido durante décadas la marca intachable del glamour. ¿Podemos imaginar a Jacqueline Kennedy sin vestir de Chanel? ¿a Audrey Hepburn sin Givenchy?

Pero hoy los días han cambiado. Actrices, modelos y alta sociedad en general se vanaglorian de combinar piezas de lujo con el pret-a-porter más básico. ¿Será el fin de las grandes marcas? 
Los pocos datos que se pueden deducir de las cuentas de las "maisons" de la moda, indican que en todo el mundo existen menos de cuatro mil clientas para sus diseños y que la mayoría de ellas provienen de países asiáticos. Europa, Estados Unidos y las grandes fortunas de la antigua URSS han abandonado este tipo de glamour, relegándolo a alfombras rojas de gran difusión, en las que las propias firmas ceden sus vestidos y trajes con fines promocionales. 



Pocas mujeres quedan ya de la talla de Nan Kempner (1930-2005) que prácticamente dedicó su vida a vestirse y lucir sus modelos. Kempner vestía alta costura en su día a día. Hasta cuando iba a la playa su ropa de baño era de grandes firmas y especialmente hecha para ella. Yves Saint Laurent la consideraba el prototipo de "mujer moderna, libre, independiente y elegante". Pero hoy en día, estos adjetivos tal vez no encajarían con una mujer que vive de la fortuna de su familia. Las actuales hijas de magnates trabajan o lo simulan para ganarse adjetivos como estos, los vividores están mal vistos.
 

¿Será la crisis? ¿Será que el valor de un buen diseño ha caído? ¿Será que la ostentación, en Occidente, resulta menospreciable mientras el altruismo, incluso solo en apariencia, es un valor en alza?
Sea como sea, a las grandes firmas de la moda no les ha quedado más remedio que bajar del Olimpo, y producir no sólo para los Dioses (del dinero, en este caso), si no también para el común de los mortales, y de ahí su multitud de colecciones de accesorios, que nunca mejor dicho, sí resultan accesibles. 
Y así, mientras unos bajan, otros creen subir, sin darse cuenta que lucir determinadas marcas en gafas, cinturones o foulards es, hoy por hoy, más chabacano que glamuroso.

martes, 22 de enero de 2013

Se propone "clonar" neandertales


Hoy he leído en "La Vanguardia" una notícia que me ha hecho pensar en la película Jurassic Park. El titular, algo sensacionalista, anunciaba "Un científico busca a una mujer aventurera para dar a luz un bebé neandertal". Podéis leer la notícia entera AQUÍ.

Después de la lectura de las breves líneas que componen el artículo, se entiende que en estos momentos se dispone de la tecnología y los medios necesarios para engendrar un bebé neandertal en el vientre de una mujer del S.XXI.
Teniendo claro que es biológica y tecnológicamente posible, y éticamente cuestionable yo me pregunto: ¿para qué? ¿En qué beneficiaría a la ciencia disponer de un neandertal vivo hoy en día? Lejos de su hábitat, cultura y sociedad, verdaderamente imposibles de reproducir ¿qué objetivo tendría la existencia de ese ser creado en un laboratorio? Sería el análisis médico y biológico de su cuerpo suficientemente útil o positivo cómo para financiar esta aventura y emplear tanto tiempo y recursos en ella? Intentaría alguien hacer algún tipo de "Neandertal Park"?


lunes, 7 de enero de 2013

Adiós a las páginas...


Acabo de oír por la radio que cierra la emblemática "Llibreria Catalonia" de Barcelona. 
No he podido evitar una punzada al pensar en todas las veces que había ido allí a buscar libros recomendados por algún profesor o simplemente a dar una vuelta buscando algo ameno para leer. 

La verdad es que me ha hecho recordar el cierre, hace ya tiempo, de la "Llibreria Francesa" del Paseo de Gracia que, de niña, era mi favorita. Recuerdo todavía dónde estaban los libros juveniles. En el primer piso, subiendo las escaleras a la derecha, casi al final y en los estantes inferiores. Me sentaba en el suelo (yo lo recuerdo enmoquetado aunque tal vez eso sea una distorsión de mi memoria) y me estaba un buen rato para elegir el que me compraría. Disfrutaba de la elección. Disfrutaba del momento y del entorno. 


Con la llegada de las nuevas tecnologías cada vez serán más las librerías que irán cayendo o que deberán reconvertirse totalmente para conseguir un modelo de negocio rentable en este siglo XXI.


Hace un tiempo, escribía la memoria de actividades de una compañía y decidimos no editarla en formato papel si no regalar un usb con ella, al año siguiente simplemente la colgamos en internet y enviamos el enlace por e-mail. Uno de los miembros de la Junta de la Compañía no estaba de acuerdo y tuvimos que explicarle que un día desaparecieron las tablillas de arcilla en favor del papiro, otro día desapareció el papiro en favor del papel y ahora, desaparece el papel en favor de los formatos digitales. Cada vez formatos más efímeros, aunque menos mal! Pues si mi actual biblioteca estuviera formada por tablillas de arcilla necesitaría un enorme angar en la que guardarla. 

Recientemente me regalaron un KINDLE... bendita invención pensé! Ya no tengo espacio para tantos libros... y a pesar de la gran perdida de romanticismo que supone renunciar al papel, hay que admitir que poder tener centenares de obras en una sola tableta resulta de lo más cómodo, aunque ya no puedan pasarse de padres a hijos. Las recomendaciones orales volverán a ganar valor, pues el objeto físico ya no podrá traspasarse... Nuevos tiempos, nuevos escenarios... las librerías se van, tal vez las largas conversaciones vuelvan.