El Premio Príncipe de Asturias de los Deportes es concedido a aquella persona, personas, o institución que, además de la ejemplaridad de su vida y obra, haya conseguido nuevas metas en la lucha del hombre por superarse a sí mismo y contribuido con su esfuerzo, de manera extraordinaria, al perfeccionamiento, cultivo, promoción o difusión de los deportes.
Este año 2010 ha recaído en la Selección Española de Fútbol, principalmente por haber conseguido hacerse con el Campeonato Mundial de Fútbol celebrado el pasado verano. Sin duda la Selección se ha superado a sí misma, ya que nunca antes lo había conseguido, ni siquiera habían pasado de cuartos, y además y por lo que indican las escuelas de fútbol, ha implicado una extraordinaria promoción y difusión del deporte. La votación de todos los miembros del jurado la ha elegido la ganadora por unanimidad.
Sin embargo, este mismo año, la alpinista vasca Edurne Pasaban ha conseguido convertirse en la primera mujer en la historia que corona los 14 ochomiles. Una gesta que sólo veinte hombres y ninguna mujer habían conseguido hasta la fecha. Sin duda una nueva meta en la lucha del hombre por superarse a si mismo (en este caso de la mujer) y una contribución extraordinaria al perfeccionamiento y cultivo de los deportes. Ya nadie podrá quitarle a Edurne su consecución. Ha llevado al deporte español a una posición que no podrán arrebatarle: haber conducido a la primera mujer de la historia a coronar todos los ochomiles.
¿Ganar el Mundial de Fútbol? Es extraordinario, sí, fantástico, pero cada cuatro años lo consigue un equipo.
Como ya podías esperar, discrepo irremediablemente. Básicamente, por tres motivos. Primero, porque las dos hazañas cumplen con todos y cada uno de los requisitos para la obtención del premio, pero en cuestión de la promoción o difusión... lo siento, no hay color (puedes culpar de ello a los medios de difusión o al apijotamiento general de la gente frente a los deportes de masas, pero eso sería otra historia, la realidad es la que es). Segundo, porque afirmar que cada cuatro años alguien gana el mundial es banalizar el mérito, como si fuese cuestión de tiempo el que tarde o temprano a cualquier selección le fuese a tocar ser campeona. Lejos de mi intención el restar méritos a la gesta de Edurne pero, y éste es el tercer motivo, no a costa de una crítica motivada por razones anexas a los hechos. Porque seamos sinceros, tu acusación está basada en lo mismo que mi defensa: la emotividad.
ResponderEliminarNacho: ¿Y qué digo yo ahora?
ResponderEliminarMe has triturado el comentario, naturalmente emotivo, que tenía en la punta de la lengua. O más exactamente, al borde del corazón.
Corazón de mujer, naturalmente...
Estoy totalmente de acuerdo. Pese a ser un forofo del fútbol (incluso quizás me quedo corto con forofo...). Sin duda si lo que premiamos es la promoción o difusión gana la selección. Y ambos son históricos, las primeras veces que se consiguen. Pero mientras lo de Edurne será recordado mundialmente (no solo en España) y aunque a menor (pequeñisisisima, si queréis) escala, produce un movimiento a nivel mundial. Yo personalmente, y creo que la mayoría conoce a Hillary como el primer alpinista que subió al Everest, Messner es menos conocido pero estoy convencido que Edurne no pasará desapercibida. Por otra parte estoy de acuerdo en que no es fácil ganar el mundial de fútbol, pero si que se puede banalizar, ¿acaso alguien duda, ahora, que no vaya ganar algún año un equipo africano? Algo totalmente impensable cuando se crearon los mundiales. Después de todo un torneo que mueve miles de millones como la Champions League, nos demostró que un equipo como el Oporto (contra el Mónaco!!!!) la puede ganar, ¿porqué? Porque se realiza cada año, pues igual pasa con el mundial. Le pese a quien le pese cada 4 años habrá un campeón merecidamente o no.
ResponderEliminarNo voy a entrar a valorar la subjetividad del arbitraje, que también puede restar valor a la hazaña, o el hecho de que te endosen una goleada en apenas un mes que disfrutas del título; mientras que a Edurne nadie le podrá restar méritos a la hazaña.
He dicho.